Éstas son:
- Pongámonos en su lugar, sin dramatizaciones.
- Tratemos a la persona de forma natural. Hemos de procurar evitar prejuicios, sobreprotección..., que impidan o dificulten una adecuada relación con la persona con discapacidad.
- Centrémonos en las capacidades y no en las limitaciones. Una visión positiva de las personas con discapacidad nos ayudará a conocerlos mejor y a mantener una relación de calidad.
- No rechacemos la relación con una persona con discapacidad, por miedo a no hacerlo correctamente. Es frecuente que cualquiera de nosotros nos sintamos incómodos al relacionarnos con las personas con discapacidad. Esta situación, provocada por el desconocimiento, podemos resolverla simplemente tratando de acercarnos a ellas con la mayor naturalidad posible. La relación y la experiencia hará el resto. En cualquier caso, es mejor equivocarse que hacer que la persona se sienta rechazada o ignorada.
- Dos personas leyendo información de un edificio junto a un cartel informativo accesiblePreguntemos, directamente, cómo podemos ayudar. Quien mejor nos puede informar de sus necesidades es la propia persona.
- Si por la discapacidad pueden existir notables dificultades en la comunicación, debemos asegurarnos de que hemos entendido el mensaje y que, a su vez, las persona nos ha comprendido. Recursos, como dar el tiempo necesario, emitir mensajes claros, repetir el mensaje de la persona..., pueden facilitar esta labor.
- Destacar a la persona, tener en cuenta lo que espera, necesita, siente, gusta, etc la persona con discapacidad. Por ello hay que favorecer que expresen sus propios puntos de vista y reconocer que las personas con discapacidad tienen opiniones, con capacidad y el derecho de participar.
"Sólo el conocimiento y la aceptación de la diferencia del otro abre el camino a la comprensión, cooperación y simpatía". (Wulf C.)
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