La robótica social ayudará a personas mayores y con discapacidad a tener mayor autonomía

El campo de la robótica está entrando en una nueva era en la que se cada vez se están diseñando más máquinas destinadas a ayudar a las personas con necesidades especiales y a incrementar su autonomía. Así lo asegura Juan Carlos Ramiro, director de Accesibilidad del Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad (CENTAC).
“Estamos pasando de la robótica industrial, que busca incrementar la eficiencia en los procesos de fabricación y la productividad, a la robótica social, dirigida a incrementar el bienestar de las personas”, añade este experto.
No obstante, Ramiro advierte de que un robot social, para ser considerado como tal, debe tener en cuenta criterios de usabilidad y accesibilidad que garanticen la interacción hombre-máquina por parte de cualquier usuario. “El ser humano debe ser capaz de controlar y hacer servir al robot con independencia de sus capacidades funcionales”, asegura el responsable de CENTAC.
Señala que empresas tecnológicas tan importantes como Sony, Honda o NEC lideran la innovación en el campo de la robótica personal en un mercado que genera más de 20.000 millones de euros anuales en la actualidad. “En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud están financiando el desarrollo de robots pensados para cubrir las necesidades de las personas con discapacidad”, añade Ramiro.
Compañías como Panasonic o Toyota han desarrollado robots para centros sanitarios y el cuidado del hogar: asistentes de personas con movilidad reducida, entrega y dosificación de medicamentos. “Tienen claro que la sociedad envejece, generando nuevas necesidades que deben cubrirse con soluciones innovadoras; todo ello abre nuevas oportunidades, también, de negocio” aclara el experto en accesibilidad.
Fruto de este interés creciente por la robótica personal o social, Ramiro informa sobre la creación, hace diez años, de un grupo de expertos de catorce países dentro de la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) que desarrollaron la norma ISO-13482 que describe los parámetros de cumplimiento obligatorio en el diseño, fabricación y comercialización de robots destinados al cuidado personal. Esta norma presta especial atención a los parámetros de seguridad de los robots de uso personal, “ya que muchas de las actividades que realizan van dirigidas a servir de ayuda continua a personas con discapacidad”, explica Juan Carlos Ramiro.
“Otro campo en el que se está trabajando”, destaca el director de accesibilidad de CENTAC, “es en los conocidos como exoesqueletos, una subclasificación de la robótica aplicada a la rehabilitación y autonomía”. Hal-5 de la empresa japonesa Cyberdyne, o el proyecto Hyper del Hospital de Parapléjicos de Toledo son ejemplos de exoesqueletos que tratan de ayudar a caminar y levantar peso a personas mayores o con problemas de movilidad.

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